(PD).- La Audiencia de Barcelona ha condenado a 27 años de prisión a un hombre acusado de dejar a su mujer y a los tres hijos del matrimonio encerrados en un piso del distrito barcelonés del Eixample durante dos días en enero de 2007.
El procesado, Mohammad I.A., y su familia se instalaron en el domicilio el 21 de enero de 2007 después de vivir seis meses en Reus (Tarragona). A la mañana siguiente, el imputado se fue a trabajar y dejó encerrados a su mujer, Rahat I., y a sus tres hijos, de edades comprendidas entre los siete y los trece años. Además, les quitó el teléfono móvil para que no pudieran pedir ayuda.
El 24 de enero, los Mossos d'Esquadra se personaron en el piso alertados por un vecino que vio como una persona cogió a un niño por los tobillos, lo puso boca abajo, lo llevó al balcón y lo zarandeó sobre el vacío -a unos 12 metros de altura-, mientras otros niños gritaban y lloraban.
Los agentes pudieron hablar con Rahat I. a través de una ventana que daba al rellano de la escalera y éste les facilitó el número de teléfono de su marido, quien acudió al lugar y entregó las llaves a los mossos. La mujer, que presentaba hematomas en la cara, fue conducida al Hospital Clínic.
Ese mismo día, unos amigos del matrimonio se acercaron al piso y la mujer les explicó lo que ocurría, por lo que fueron a hablar con Mohammad I.A. y le pidieron que liberara a su familia. Minutos después, el procesado entró en el piso "muy enfadado" y amenazó a su esposa de matarla a cuchillazos, por lo que ésta se encerró en su habitación.
Para obligarla a salir, el procesado agarró a su hijo pequeño por los tobillos, lo sacó al balcón y lo zarandeó, mientras aseguraba a Rahat I. que si no salía del cuarto, lo tiraría a la calle. La mujer, presa del miedo, no se movió.
La Sección Vigésima de la Audiencia de Barcelona ha condenado a Mohammad A.I. a cinco años de prisión por cada uno de los cuatro delitos de detención ilegal, a dos años de cárcel por cada uno de los tres delitos de amenazas, y a otro año de reclusión por malos tratos.
Además de los 27 años de cárcel, el tribunal ha impuesto al procesado la prohibición de acercarse a menos de 1.000 metros de su familia y de comunicarse con ella durante 40 años.
Prensa Digital
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