Hoy se abre en Lima la V cumbre de la Unión Europea y los países de América Latina y el Caribe (ALC), lo que compone una mesa de más de 60 jefes de Estado o de Gobierno, pero una vez más, como sucediera en Viena hace dos años, las previsiones de avances en materias de gran interés para los dos grupos geográficos parecen remotas y el perturbador histrionismo de Hugo Chávez se anuncia, de nuevo, como cabecera inevitable de las informaciones que emanarán de la reunión, calificada de antemano como potencialmente conflictiva.
Dos son los títulos oficiales de esta cumbre: la lucha contra la pobreza, la desigualdad y la exclusión; y el desarrollo sostenible.
Pero bajo los enunciados bullen realidades políticas y económicas de considerable trascendencia, a las que va a ser difícil encontrar respuesta por la fragmentación de América Latina, posiblemente la más dispar desde los años setenta.
Chávez se ha preocupado por atraerse los focos de las cámaras ya antes de la cumbre. Sus ataques a Angela Merkel constituyen una perturbación objetiva para el clima de la reunión, aunque la canciller alemana cuente con el temple suficiente para no caer en el juego de las provocaciones del venezolano. Los biocarburantes y su impacto en el precio de los alimentos, se anticipan como el tema más controvertido de la reunión.
La Rioja
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